martes, 5 de enero de 2010

Padecen lupus 1.5 millones en México

Desde el momento en que te hablan de tomar medicamentos o morir se vuelve algo muy difícil de aceptar”, declara Lilia, quien después de diez años de peregrinar de un médico a otro y ser víctima de varios diagnósticos erróneos supo que padece lupus, una enfermedad autoinmune con la que viven alrededor de un millón y medio de mexicanos.

Ella forma parte del 1.4 por ciento de la población nacional diagnosticados con lupus, artritis reumatoide, miastenia grave, síndrome de Sjögren, enfermedad celiaca o esclerosis múltiple —según cifras de la Clínica de Lupus y Embarazo del Hospital de Especialidades La Raza del IMSS— que no sólo enfrenta los síntomas y secuelas de la enfermedad, sino una escasa atención médica especializada y poco trato profesional.




Las enfermedades autoinmunes se caracterizan porque el sistema inmunológico funciona de manera anormal produciendo anticuerpos en exceso contra el propio organismo hasta convertirse en un “enemigo”. Los órganos y tejidos más afectados son: riñones, corazón, pulmón, cerebro, músculos, la piel, articulaciones, glóbulos rojos, además de glándulas como el páncreas o la tiroides y la sangre.

En la actualidad la falta de especialistas no es el único obstáculo de los pacientes, ya que la tardanza para poder acceder a los pocos médicos existentes, diagnósticos erróneos que en ocasiones salen a la luz, incluso, muchos años después, y la falta de ética, son sólo algunos ejemplos de las dificultades.

A sus 26 años de edad, Lilia fue diagnosticada inicialmente con fiebre reumática para la cual recibió tratamiento médico por más de diez años, así como para fortalecer su sistema inmunitario, sin embargo, los médicos no detectaron que se trataba de una manifestación del lupus eritematoso sistémico —el más agresivo de los tres tipos que existen—, lo que a la postre le provocría afectaciones severas en el riñón.

Sin saber que ser mujer, de tez blanca, con edad entre los 16 y 35 años la hacían vulnerable a la enfermedad, Lilia recorrió diversos médicos y ninguno le practicó exámenes para detectar el lupus, pese a que presentaba varios de los síntomas: artritis, fiebres, fatiga, ronchas en la piel, sensibilidad a la luz solar, pérdida de cabello y afección de los riñones.

“Si me hubieran diagnosticado a tiempo la enfermedad las afectaciones al riñón no hubieran sido tan severas”, expresa.

El modelo se repite
“Acostumbrarme a los medicamentos fue difícil, porque al principio provocan vómitos y diarreas, pero ahí voy.”

Para Gilda el horizonte médico no fue más alentador. Ronchas en la piel, hinchazón en las articulaciones, enrojecimiento y alta temperatura aparecieron de repente, síntomas que llevaron a los médicos a pensar y diagnosticar una alergia hace siete años, en el 2002.
Tras seis años de tratamiento para la alergia y una recaída fuerte el año pasado, un especialista se percató de la resequedad de sus ojos y boca y entonces vino el diagnóstico: síndrome de Sjögren.

Una enfermedad autoinmune con una menor tasa de padecimiento que el lupus que destruye las glándulas que producen las lágrimas y la saliva, lo cual ocasiona sequedad en la boca, ojos y en general en todas las mucosas, además de atacar hígado y riñón.

A los síntomas del síndrome de Sjögren se le sumó la tardanza en la atención por escasez de especialistas y poca ética profesional. Para lograr una cita en un hospital de segundo nivel del IMSS tuvieron que pasar seis meses y hacer una antesala con otro médico que valoró si era candidata para ser tratada por la única doctora con la especialidad en el nosocomio.

“En el IMSS me toca como hospital de segundo nivel el de Los Venados y tardaron en darme la cita seis meses, pero antes tuve que pasar con otro médico para que viera si valía la pena que fuera con la inmunóloga, porque sólo hay una doctora de esa especialidad.

Fue el médico que le dijo a la enfermera: “nuestro primer Sjögren, estos pacientes se secan y todavía me preguntó ¿es verdad que se mueren de sed?”, recuerda al contar su mala experiencia.

Además, Gilda padeció la escasez hace dos meses, cuando hubo una crisis pues los laboratorios dejaron de fabricar los medicamentos, por lo que acudió a varias farmacias privadas del DF hasta conseguirlos.

Un botón de muestraLa Clínica de Lupus y Embarazo del Hospital de Especialidades La Raza, referencia para el tratamiento de estas enfermedades a nivel nacional, cuenta con ocho médicos reumatólogos para atender mil 200 consultas por mes a razón de 15 pacientes por día en promedio, además de los casos de enfermos que acuden de manera más espaciada.

De acuerdo con datos del jefe de la Clínica de Lupus y Embarazo del Hospital de Especialidades La Raza, Miguel Ángel Saavedra, aunque es respetable el número de médicos que atienden y realizan esfuerzos para cubrir la demanda, México se encuentra por debajo del promedio requerido para atender los padecimientos autoinmunes.

“Sabemos también perfectamente que la demanda, no del Instituto sino del país, es alta, ya que somos un país de 105-106 millones de habitantes y la OMS recomienda que haya un reumatólogo por cada 10 mil habitantes”, admitió.

Los casos
La enfermedad se presenta con mayor frecuencia en personas asiáticas y africanas, y nueve veces más en la mujer que en el hombre.

Este padecimiento ancestral no tiene cura, pero se controla con medicamentos a base de corticoesteroides, inmunodepresores y antipalúdicos.

En Norteamérica, Asia y Europa afecta a 40 de cada 100 mil habitantes, con una incidencia mayor en africanos.
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Fuente: milenio.com

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